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Homenaje a aquellos abuelos que perdieron su juventud a causa de una guerra. Reclutados cuando empezaban el viaje de dejar de ser niños, con apenas 17-18 años, hubo un antes y un después en sus vidas. Algunos volvieron y llegaron a abuelos; tuvieron hijos y nietos. Llevaron adelante una familia. Y es que, en aquella época, al hombre se le llamaba ‘cabeza de familia’; cayendo en sus hombros el peso psicológico y la responsabilidad económica de sacar adelante una familia.