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El sabor del miedo. Inmigración
La obra "El sabor del miedo. Emigración" represento a la hija de mi amigo ucraniano que emigró a España. A pesar de la alegría de saborear la jugosa sandía iluminada por el sol, transmito el contraste entre la inocencia de la niña y la creciente presión psicológica ejercida por el grotesco enjambre de saltamontes en crecimiento, símbolo del miedo, la ansiedad y la amenaza e incertidumbre de enfrentarse a un nuevo entorno, quizá no tan acogedor. Los saltamontes refuerzan la sensación de realidad cambiante: lo familiar se vuelve extraño y el idilio se convierte en una ilusión perturbadora. Los insectos en crecimiento reflejan no sólo los peligros externos, sino también la ansiedad interior del emigrante, especialmente del niño, que se enfrenta a lo desconocido. Las líneas fluidas y los colores fluorescentes crean una percepción inestable, reforzando el sentido de Freud de "das Unheimliche" (lo siniestro), cuando la realidad parece a la vez familiar y ajena, despertando miedos arquetípicos a lo desconocido.
