Entrevista a Maximiliano Sacristán ganador del Certamen Internacional de Poesía “Mujer y Madre”
- by MundoArti
- 23/07/2018
Os presentamos la entrevista a Maximiliano Sacristán, escritor argentino natural de General Rodríguez, ganador del Certamen Internacional de Poesía “Mujer y Madre” organizado por la Asociación de Escritores de Asturias. Desde MundoArti queremos felicitarle por su reciente premio y desearle mucho éxito en su trayectoria profesional.
¿Cómo ha evolucionado tu carrera artística?
Mi interés por escribir surgió de la lectura, sin duda. Cuando uno se convierte en un lector hedonista, activo y atento, tarde o temprano se preguntará por qué no lo intento yo. En mi caso, la literatura se alimenta de literatura, lectura y escritura son máquinas que se retroalimentan.
En mi familia no hay escritores ni intelectuales. No cabe duda que influye positivamente como estímulo el hecho de que en la casa de un niño haya una biblioteca y familiares que a su alrededor tengan el hábito de la lectura. Éste no ha sido mi caso.
Empecé a escribir tarde, alrededor de los veintitrés años (actualmente tengo cuarenta y tres). La escolarización no surtió el menor efecto en mí, y redescubrí la literatura por mi cuenta, varios años después.
Mi escritura, es decir, mi capacidad de dominio técnico, evolucionó con fuerza hará unos cinco años, el día en que me convencí de que la única manera de crecer era escribiendo todos los días, sin esperar a que llegara la inspiración.
No recibí formación escrituraria propiamente dicha, puesto que nunca asistí a un taller literario formal. Sí me fue de gran ayuda participar de las reuniones que organizaba el conocido poeta Fabián Casas, allá por 2004, durante mi estancia capitalina. Los libros que él me prestó, las lecturas que me sugirió y sus comentarios sobre mis textos funcionaron en mí como un estímulo decisivo para continuar escribiendo.
¿Recuerdas cuál fue tu primera obra?
Mi primera obra publicada fue una recopilación de haikus urbanos, en edición independiente, allá por 2005. El libro se titula “El gotero de tinta”. Aunque hace mucho que no la releo, de esta obra diría que la idea argumental me sigue pareciendo interesante: rescatar la visión de mundo del haiku, contemplativa y descriptiva, pero llevándola de la naturaleza al ámbito de la ciudad. También, ciertamente, expurgaría de allí muchos haikus que hoy ya no me convencerían.
Mi género literario preferido es el cuento, pese haber ganado el presente certamen de poesía. La elección se basa en que la forma de este género, lo que en el mundo anglosajón se denomina “short-story”, está mucho más establecida en sus reglas que cualquier otro. Edgar Allan Poe definió su arquitectura con gran precisión. Y cuando un cuento está bien logrado, su efecto es mucho más contundente que el de una novela. Por otro lado, la demasiada libertad creativa me paraliza. Por eso, dicho sea de paso, me gusta participar de los certámenes literarios porque las condiciones me las imponen otros, y así me fuerzan a readaptarme.
¿A cuántos concursos literarios te has presentado?
A muchos, no podría contarlos porque desde hace dos años me dedico a escribir para los concursos. Sencillamente me siento frente a la notebook todos los días, dos veces por día, dispuesto a escribir. Y si no se me ocurre nada aprovecho para corregir, pensando la corrección en el sentido amplio de la palabra, como reescritura. Pero es fundamental que no pase un solo día sin estar en contacto con algún texto.
Me he cansado de golpear las puertas de las editoriales, y después de tres libros terminados y sin editor, he preferido que me publiquen así, por el mérito de haber ganado un concurso, como en este caso, o de haber quedado seleccionado entre cientos de otras obras. El cambio fue fantástico: de publicarme a mí mismo en la zona donde vivo pasé en pocos meses a que me publicaran una novela en España. Y esto, para un autor sudamericano, es una inmensa felicidad. De esta manera, poco a poco y según lo juzgan los más diversos jurados, voy haciéndome mi propia antología personal.
La gran ventaja de las participaciones digitales es, por supuesto, su gran versatilidad: rápido, gratuito, seguro... Yo jamás he enviado textos a premios que todavía continúan con la vieja usanza del correo tradicional. Me parece una verdadera falta de respeto para el participante, considerando que el servicio de e-mail existe desde hace más de veinte años. En cuanto a las plataformas digitales como MundoArti, el formulario tabulado le agrega a la modalidad del correo electrónico la comodidad y seguridad de cargar los datos personales de manera rápida y sin riesgos de olvidar nada.
Háblanos de la obra ganadora, ¿en quién te inspiraste para escribir el poema “Nostalgias del desaguado"?
Sinceramente, no creo que el poema esté inspirado en alguien. Algunas referencias concuerdan con la biografía de mi madre, pero ella en todo caso es un personaje del poema. Lo presenté porque desde hace años venía incubando algunas ideas que giraban en torno a la maternidad. Y todo junto eclosionó maravillosamente en este poema gracias al estímulo del concurso. Lo que decía más arriba: los concursos son para mí la mejor excusa para ponerme a escribir.
En el caso puntual de un certamen referido a la figura de la madre, y siendo éste un tema tan sensible, el riesgo que siempre existe es el de terminar escribiendo algo lacrimoso, sensiblero o con golpes bajos emocionales. Por eso lo encaré desde el lado del humor, que es el tono que mejor me sale. Bajo estas sutiles humoradas, que abordan la cuestión de la maternidad desde la ironía y lo risueño, pude contar una historia sin herir susceptibilidades ni caer en poses melodramáticas ni sensibleras.
Ganar este concurso (mi segundo primer premio ganado en España en dos años de participaciones) supone la alegría de la publicación y la certeza del trabajo bien hecho. El galardón es antes que nada un premio al esfuerzo sostenido.
Si tuvieras que dar un consejo a los escritores que están empezando ahora, ¿qué les dirías?
Les daría tres humildes consejos: leer, escribir y vivir. Primero: que se hagan del hábito de la lectura, y que lean con espíritu crítico y estratégico. Quiero decir, que lean atentos a cómo está construido ese texto, y que orienten sus lecturas pensando en qué géneros les gustaría escribir. Así, además de disfrutar de la literatura, se va adquiriendo el dominio de los recursos y las técnicas literarias.
Segundo: que escriban todos los días. No importa que no tengan ideas, es fundamental hacerse del hábito. Un buen ejercicio para empezar sería llevar un diario. Comprometerse a escribir una entrada por día contando de manera simple y directa el acontecimiento más importante de la jornada.
Tercero: vivir el día a día con espíritu atento. Los argumentos pueden surgir de situaciones de la vida cotidiana a primera vista banales. Todo puede ser materia prima para escribir, luego de una oportuna reelaboración, por supuesto. El buen escritor vive cada minuto de su vida con el radar alerta, tratando de captar historias en los intersticios de la cotidianidad.
A los futuros participantes les diría que no dejen de insistir. El aprendizaje de la escritura es una tarea larga y a veces frustrante, porque escribir es muy difícil; pero su recompensa a largo plazo reboza de placer. Por ello, a no desanimarse y a ejercitarse todos los días. Con paciencia, que tarde o temprano los logros llegarán. O como aconsejan los viejos por acá: a seguir trabajando, sin prisa, pero sin pausa.
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