Sara Castro, el arte tras la energía
- by MundoArti
- 05/05/2022
Cuéntanos un poco sobre ti
Confieso que todavía no sé cómo he acabado pintando. Estudié una licenciatura de Ciencias, un máster de Investigación, un máster de Educación, tropecientos cursos universitarios, e incluso publiqué algunas investigaciones y artículos científicos en congresos de Psicología y Salud.
Pero paralelamente a esa formación tan académica, siempre tuve grandes inquietudes espirituales, y así me formé durante muchos años en cuestiones metafísicas y de energía, Reiki, visión aural y otras técnicas que hoy por hoy dirigen mi atención.
¡Y entremedias está el arte! El arte es el tejido conectivo que une todo en mi vida, y hace años que me dedico profesionalmente a ello.
¿Qué disciplina artística trabajas?
Música, literatura y pintura… ¡de momento!
La comunidad artística siempre me ha acogido con mucho cariño desde pequeña, y me ha resultado más familiar y gratificante que la académica. Empecé a tocar la guitarra con 6 años, compuse mi primera canción a los 12, y más tarde compartí escenario con grandes artistas como Coti, Boney M., David Civera, Diego Torres… También publiqué un libro que recibió un premio internacional de literatura, y escribí un musical a las puertas del estreno en uno de los teatros más grandes de toda Europa. A día de hoy sigo tocando en un dúo, Sobre todo Ella (Sobre todo Ella (bandcamp.com). Pintar ha sido la última puerta que he abierto en el Olimpo. Algunas personas me preguntan por qué no me centro en una única rama artística, y yo siempre les respondo que el espíritu creativo se adueña de la mano inspirada sin importar la disciplina o la técnica. Para mí todo en la vida es arte si vives desde esa conexión.
¿Desde cuándo eres pintora? ¿Qué te motivó a hacerlo?
Una mañana sin más me levanté con el impulso ineludible de pintar. Nunca había blandido un pincel, pero sentía que tenía que pintar urgentemente. El problema era que no tenía tiempo. Hasta que una lesión me separó del trabajo que por aquel entonces ocupaba mi vida, y fue así que la vida dispuso ese tiempo que nos separaba a mí y a aquellos cuadros. Pude entonces pintar, ¡y vaya si pinté! En un año acabé 16 cuadros, expuse un monográfico y vendí casi toda la obra. De eso hace menos de 4 años. Desde entonces (pandemia de por medio), he hecho también algunas exposiciones colectivas y no he dejado de pintar.
¿Te dedicas en exclusividad al arte o es un hobbie?
El arte no es un hobbie para mí; es una necesidad y también un medio. Actualmente me dedico a educar la parte sutil de las personas. Enseño a hacernos conscientes de la energía que nos compone y a trabajar con ella para estar más conscientes, plenos y serenos, y vivir desde ahí.
El arte forma parte de ese trabajo. De hecho, es uno de los medios más útiles y exactos que me permite unir ambos mundos, el energético y el físico, el allí y el aquí. Es por ello que la pintura ocupa actualmente gran parte de mi tiempo y dedicación profesional, porque he descubierto que tiene un profundo y hermoso propósito, un valor más allá del artístico… Y mi voluntad es compartirlo.
Si tuvieras que definir en una frase ese propósito ¿qué dirías?
Diría “armonizar la energía y despertar la conciencia”, pero esto tengo que explicarlo un poco mejor, ¿no?
Al principio no tenía claro cuál era el propósito que tenía para mí pintar, ni por qué sentía esa necesidad tan implacable. Pintaba cuadros que gustaban mucho a todo el mundo, pero faltaba algo importante: faltaba el motivo. Y lo descubrí dos años después. Una mujer me encargó un cuadro personalizado. Para pintarlo me inspiré en ella, en lo que me transmitían sus ojos y en lo que veía en su interior.
Cuando lo acabé y la mujer finalmente lo vio por primera vez, se quedó inmóvil, contemplando la imagen en silencio, los colores, las texturas, el conjunto. Se conmovió profundamente… Y ahí empezó la magia.
Tuve claro desde entonces que el único propósito de mi trabajo como pintora era aquel: despertar el alma, inspirar y plasmar ―en la medida de lo posible― el espíritu que subyace, la energía. El cuadro era un reflejo del ser interno y más real de aquella mujer, o así lo sentía yo. Me di cuenta de que lo mismo que hacía en las sesiones de Reiki podía hacerlo a través de los cuadros de una manera profunda y más constante. Un tratamiento de energía es momentáneo, pero un cuadro no se acaba, su influencia es permanente; siempre está emitiendo una frecuencia inagotable que afecta tanto al espacio externo como a nuestro espacio interno.
Y ese es el propósito.
El único propósito de mi trabajo: despertar el alma, inspirar y plasmar el espíritu que subyace, la energía.
Háblanos de la evolución de tu obra, ¿en qué consiste Lienzos de Luz?
Desde aquel primer cuadro personalizado no he vuelto a pintar sin esa finalidad: traer lo más verdadero de una persona o personas (he hecho cuadros para parejas, familias y grupos enteros) y ponerlo ante sus ojos. Así pintar ya no es una forma de plasmar mi interior, sino el interior de otro. Lienzos de Luz son cuadros que hablan del Alma, que tratan de reflejar su fuerza y su Luz para conseguir despertar esa conciencia dormida.
Pero bueno no soy la única que emplea el arte desde esta perspectiva… Igual que una sinfonía puede abrir y conmover nuestro corazón, un cuadro puede ser un portal hacia muchos lugares, puede hacerte reconocer una profunda verdad en ti.
En este sentido mis obras han cambiado mucho desde que empecé a pintar. Llevo pocos años, pero para mí hay un abismo entre las últimas obras y las primeras. Diría que los cuadros que hago ahora son más reales, más verdaderos.
¿Y qué técnica o procedimiento empleas para plasmar todo eso?
Cuando alguien me encarga un cuadro lo primero que hago es respirar. Respiro la energía de esa persona, respiro su tiempo en la tierra, su mirada, sus pulsos… Y a través de la pintura expreso todo lo que veo en ella.
En cuanto al estilo y técnica, siempre pinto en abstracto. La amplitud y posibilidades de evocación que me permite la pintura abstracta y la técnica mixta me da la libertad que necesito para plasmar aquello que no se ve con los ojos. No podría hacer lo que hago siendo un pintor realista, porque allá donde ya no hay forma sigue habiendo información, frecuencia, cualidad... Aunque también empleo símbolos, números y palabras concretas, porque multiplican la potencia del cuadro en su trabajo.
Utilizo pintura acrílica, cementos, tierras, madera y muchos materiales reciclados, sobre todo sobre lienzo de algodón. Y no me agradan nada las telas que ya traen imprimación de fábrica… No respiran igual. Por eso monto siempre mis propios bastidores o incluso los fabrico, y les doy la imprimación a las telas. La artesanía durante todo el proceso forma parte de la presencia y la vibración final de una obra.
¿Es fácil ser artista? ¿Cuánto tiempo te lleva realizar una obra?
Para mí el arte no se mide en tiempo sino en intensidad.
No importa pasarse ocho horas delante de un lienzo si no estás con toda tu atención y energía puesta en ello. Por eso nunca mido una obra en función de horas, días o semanas, sino en función de la fuerza que he invertido en ella. Y sí, cada uno de mis cuadros es muy intenso en este sentido… como cualquier obra de arte.
Pinto las obras por capas, y cada una de ellas requiere su propio tiempo. Cada capa, aunque nada tenga que ver con el resultado final, forma parte de la obra y la determina en toda su magnitud. Por eso puede que me ponga a trabajar durante veinte horas y no salga nada que me satisfaga, pero será una capa más de la experiencia cambiante y evolutiva que es una obra de arte, y por lo tanto sumará.
Hasta que, en algún momento, nunca sabes cuándo pasará, sientes que ya está, sientes que el cuadro ya es como tiene que ser. Cuando esto ocurre lo sé sin ninguna duda. Mientras tanto, sigo sumando capas pacientemente.
En acabar una obra puedo tardar entre 2 semanas y 3 o 4 meses, si bien durante ese tiempo hay momentos de vacío, de flujo y reflujo, de intensidad y de calma, de reflexionar, de respirar, de secar… Como todo en la vida.
Entonces, ¿es fácil ser artista? ¿Compensa? En verdad ser artista no es una elección, es una necesidad a la que se elige responder o no. Mi firme elección es intentar servir lo mejor que puedan mis manos y aportar algo que sea Verdad. Por eso hago estos lienzos personalizados, para imprimirles un valor añadido, un servicio, una utilidad; dar luz a los que buscan respuestas en la vida. El efecto que he visto que generan mis obras en los demás es suficiente motivo para seguir adelante. Compensa siempre.
¿Recibes mensajes de agradecimiento de personas que ven tus obras? ¿Crees que estás cumpliendo tu cometido?
Pues mira, sí, recibo bastantes mensajes. La mujer de aquel primer encargo siempre me dice que el cuadro la acompaña cada día, que “le habla”, y que le recuerda algo muy profundo a lo que no sabe poner palabras... También me comenta que muchas personas que van a su casa y ven la obra sienten algo parecido.
Otra mujer que vino a mi taller un día y vio un encargo que acababa de terminar, simplemente se echó a llorar… Me dijo que aquello le parecía sagrado y que no se atrevía ni a acercarse. Ese evento me conmovió profundamente.
Creo que todas las personas que me han encargado un cuadro me han llamado después para contarme lo contentas que están con él, y me cuentan anécdotas del tipo que están en videoconferencias con compañeros de trabajo y al acabar siempre les preguntan por “ese cuadro que se ve al fondo”… Esto es combustible para mí, para seguir trabajando así. Entonces sí, creo que estoy cumpliendo mi cometido, y aspiro a hacerlo mejor cada día.
¿Algún dato curioso sobre ti?
¡Me apasiona la física cuántica! Tengo una hermana doctora en física a la que siempre importuno sus tranquilas madrugadas mandándole audios de 10 minutos con mis elaboradas teorías sobre el espacio-tiempo, la energía oscura, agujeros negros, dimensiones paralelas y esas cosas…
Lo curioso es que el mundo energético tal como se estudia en las enseñanzas antiguas está en completa coherencia con los descubrimientos de la física actual. Para mí, ciencia y espiritualidad son exactamente lo mismo, y creo que pronto hablaremos todos el mismo idioma.
¿Qué supone para ti MundoArti? ¿Te ha ayudado a crecer como artista?
Conocí MundoArti meses antes de la pandemia. Me apunté a uno de los concursos que gestionaban y me seleccionaron entre los finalistas. Fue mi primera exposición colectiva. Desde entonces he participado en 2 exposiciones más organizadas por ellos, y en una de ellas mi obra se vendió antes incluso de la inauguración.
MundoArti me ha ayudado mucho en este nuevo camino como pintora. Las oportunidades que ofrece a los artistas, los concursos y ahora también las exposiciones virtuales aumentan enormemente nuestras posibilidades de visualización, participación, intercambio y relaciones. Ellos acercan el mundo del arte a todo el mundo, y desde la humildad y la pasión hacen un gran trabajo que nos sirve mucho a muchos. Además, su atención es siempre impecable y absolutamente cercana. Laura siempre está al pie del cañón para cualquier cosa, y nos sentimos muy bien acompañados. Esa confianza no tiene precio.
Así como lo es una obra de arte, MundoArti es un hermoso puente entre mundos.
Gracias de corazón por ello.
Mil gracias a ti Sara por esta entrevista y darnos a conocer tus obras de luz. Arte puro mirando más allá de nuestra realidad. Sin lugar a duda estamos ante una artista multidisciplinar de los pies a la cabeza con un maravilloso trabajo y una brillante carrera por delante.
Os animamos a seguir de cerca a Sara Castro en:
Página web: www.cuerposutil.com/lienzosdeluz/
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