Entrevista a Rafael Canogar, uno de los artistas más relevantes del arte contemporáneo español
- by Rocío Sáez Perea y Beatriz Olmo López
- 23/06/2016
Entrevistamos a Rafael Canogar (Toledo, 1935), pintor, escultor y grabador español, y uno de los principales representantes del arte abstracto en España. En 1957 fundó el grupo madrileño El Paso junto a A. Saura, M. Millares, Luis Feito y Pablo Serrano y el crítico José Ayllón, que tuvo un papel fundamental para las vanguardias españolas. De hecho es el grupo de mayor relevancia en la configuración y definición de la vanguardia española de posguerra.
Llegamos al estudio de Rafael Canogar en Madrid donde nos recibe con una sonrisa. En el interior se aprecian varias obras suyas expuestas de gran formato, así como algunas de sus “esculpinturas”. Tomamos asiento en lo que parece una sala de estar muy acogedora para dar comienzo a la entrevista en la que profundizamos en las diferentes etapas de su obra: el informalismo, el realismo y la abstracción.
¿Está trabajando en algo actualmente? ¿Algún proyecto futuro?
Bueno yo siempre estoy trabajando. Ahora tengo otro estudio, ya no pinto aquí, si miráis el suelo se nota que anteriormente pintaba en este espacio, pero ahora únicamente lo tengo para mostrar las obras. La verdad es que paso más tiempo aquí, en este estudio, ya que es donde tengo la oficina y varios cuadros expuestos, porque en torno a una obra y el trabajo de un artista hay otras responsabilidades, como atender, recibir propuestas… pero eso sí, los ratos que tengo los dedico a mis proyectos.
Ahora estoy experimentando con un nuevo material, como es el sándwich de aluminio pintado en blanco. Este verano estuve haciendo una serie de bocetos durante mis vacaciones y ahora quiero reproducirlos en formato grande de dos o cuatro metros. Y en esto estoy trabajando, experimentando con diversos materiales nuevos para mí. Nunca había pintado sobre esto por lo que ahora tengo que adecuar la técnica y el tipo de pintura. Me hubiese gustado usar acrílico, porque solo lo he utilizado puntualmente, pero este material es poco absorbente y no admite la pintura acrílica.
También tengo otros proyectos como exposiciones. En el museo de arte contemporáneo en San Diego en California tengo una exposición de grabados con un fantástico compañero… con ¡Goya! Goya y Rafael Canogar, es estupendo. Por otro lado se está preparando una exposición grande en Budapest en una especie de templo, precioso.
Y bueno, tengo que buscar una fecha para exponer en Madrid ya que me lo están pidiendo desde hace tiempo y lo voy retrasando porque me gusta estar ausente de vez en cuando. Aunque esta temporada estoy teniendo muchas exposiciones seguidas y no está siendo fácil ausentarme.
¿Nos puede hablar un poco de su trayectoria profesional?
Me podría llevar una hora como mínimo (se ríe).
Qué le parece si empezamos por la etapa del grupo El Paso, ya que ha tenido tanta importancia en el ámbito artístico español e internacional.
El grupo El Paso era un grupo de acción creado por las carencias que teníamos nosotros, queríamos dinamizar la creación contemporánea en España, establecer puentes con las vanguardias fuera del país, traer exposiciones, dar conferencias, boletines informativos, etc. Nosotros realmente tampoco decidimos una estética, lo que pasa que en aquellos momentos la estética predominante era el informalismo y todos hacíamos informalismo. Hay que tener en cuenta que Bacon, por ejemplo, sus mejores cuadros fueron hechos en el periodo informalista y nadie le hacía caso, solamente cuando entró en crisis el informalismo en los años 60, se empieza un poco a mirar hacia otras alternativas plásticas existentes y se descubre que hay un gran artista en Bacon. A partir de ahí nace la nueva figuración, la que nosotros (tres o cuatro artistas) hacíamos aquí, otros en Alemania, otros en Inglaterra y se nos reúne en diversos grupos, pero el que tuvo más nombre es el arte pop. Aunque tuve tal demanda de mi obra informalista que he tenido que comprar obra propia de mi periodo informalista, ya que no pude quedarme con ninguna de esa época.
Nosotros, el grupo El Paso… estábamos dispuestos a lo que se llama la travesía del desierto. Aquí no interesaban nuestras obras para nada, cuando exponíamos se metían muchísimo con nosotros (ríe) y eso nos daba cierta alegría porque como se dice en el Quijote “ladran luego cabalgamos”, algo así decía ¿no?
Entonces se convenció al comisario de las bienales internacionales de que llevase a las nuevas generaciones, pues…al grupo El Paso, a Chillida, a Tápies, a la bienal de Venecia en el año 58 y fue una revelación para el mundo. Había un país con un grupo de artistas que realmente hacían escuela, tenían una gran personalidad muy diferente a otras abstracciones a pesar de que era un lenguaje muy universal y ahí obtuve ya un contrato con una galería, momento en el que empecé a vender todo y no pude retener mis propias obras porque tenía el contrato de venta. Salían incluso casi frescos, sin poderlos barnizar y posteriormente cuando he tenido la oportunidad los he adquirido y los he barnizado.
¿El barniz lo utiliza por razones preventivas?
No solo es eso, es que gana también en intensidad con un acabado mate.
Sabemos que su trayectoria es muy amplia y con cambios importantes, ¿cuáles han sido los momentos más significativos para usted?
Yo empecé muy pronto, tengo 80 años y empecé a exponer a los 16, así que llevo más de 60 años exponiendo.
A los 18 años hice mi primer viaje a París. Hoy la gente viaja mucho pero no en aquella época. París era el centro cultural del mundo en ese momento, donde ocurría todo. Allí descubrí una tendencia que en aquellos momentos estaba surgiendo y era muy discutida, se trataba del Informalismo o “arte otro” que lo llamaban, o expresionismo abstracto como se conocía en Estados Unidos. Una tendencia enormemente libre, con conceptos nuevos que por otro lado venía a demoler esos conceptos de pintura abstracta sí, pero mucho más estético, mucho más formales. El informalismo era toda libertad en cuanto a formatos, en cuanto a conceptos de composición, a materiales… y para mí fue una revelación. Me impactó muchísimo y a partir de ese momento yo quise ser tan libre como esos artistas informalistas. Me impactó fundamentalmente por esa libertad plástica, esa posibilidad de expresarte de una forma nueva, pero también por mi condición de español. Me interesaba porque para mí iba más allá de la pura expresión estética, había un componente socio-político que no teníamos en España. España no era un país libre, ni democrático y esa pintura había nacido en países libres, democráticos; yo también quería eso para mi entorno…para mi país. Para mí pintar de esa manera era una forma de expresar esa necesidad de libertad mucho más allá de la tela, del cuadro.
Ese momento fue muy importante y de esa forma canalizaba esos deseos míos de cambio socio-político. El informalismo me permitió realizar una especie de obras con una poética que a mí me parecía profunda por mi condición de castellano.
¿Cómo realizaba esas obras?
Empecé trabajar con las manos, dejando el óleo directamente en la paleta o en la mesa, vaciando los tubos y con ello iba trabajando sobre la tela dejando unos surcos hechos por los dedos como el trabajador labrando la tierra, e iba dejando esas marcas en la obra. Una vez realizaba esa primera escritura automática sobre la tela colocaba el cuadro sobre el suelo y volcaba pintura líquida que iba introduciéndose por esos surcos que había dejado la mano sobre la materia y esa pintura líquida negra o más oscura que el anterior color casi era la que dibujaba, apareciendo así la obra, mostrándola.
Esa etapa informalista la siguió durante varios años, ¿cuándo decidió cambiar de registro? ¿Y por qué ese cambio?
Estuve trabajando intensamente cerca de 10 años, cuando hice la reflexión de que esa manera de expresar la libertad, de ese grito de expresión de libertad no era suficientemente entendida por el público. Era muy minoritaria la gente que se interesaba por nuestra obra aquí en España, por lo tanto busqué la posibilidad de indagar a través de las imágenes de los medios de comunicación y crear obras en las que pudiese haber un encuentro entre el espectador y el creador, un encuentro a mitad camino, pero sin bajar el lenguaje artístico. Y eso me llevó a hacer un cambio bastante radical hacia el realismo.
¿No repercutió en la acogida de su obra este cambio radical?
Bueno, estos cambios nunca son de un día para otro, siempre hay un periodo de búsqueda hasta que encuentras justo lo que quieres hacer. Por otro lado, el informalismo que para mí había sido la expresión de la libertad, no quería terminar academizando ese lenguaje, por lo tanto pensé que necesitaba otro para captar esa tensión sobre la realidad del hombre en esos momentos. Estoy hablando de los años 60, en aquellos momentos cambios sociales muy importantes. Fue cuando ocurrió el famoso mayo del 68, había verdadera inquietud de buscar nuevas formas de expresión donde el hombre o mujer fueran el protagonista, y este fue mi segundo periodo que dura hasta el año 75. La última exposición que hice en ese periodo fue precisamente en Oslo y se inauguró el 20 de noviembre del 75; a vosotras no sé si os dice mucho esa fecha, pero es el día en el que muere Franco. Entonces, allí se brindó por la nueva España, por el futuro etc etc. En ese punto decidí dejar de hacer ese tipo de realismo y quise volver de nuevo a la pintura, a la bidimensionalidad y dejar lo que en ese momento estaba haciendo, esculto-pintura como lo llamaron.
Esto me sirve para comentar que cuando yo empecé con el informalismo todos estos años, entonces crear estaba prácticamente basado en 4 o 5 áreas, la pintura por un lado, la escultura, la fotografía… en el informalismo cada artista quería aportar algo nuevo, diferente, algo que nadie hubiese hecho con anterioridad y esa carrera quizás desembocó en una crisis mucho más rápida de lo que se podía prever.
Dejé de hacer todo lo que estaba haciendo entonces. Me sentí liberado después de ese 20 de noviembre y empecé un proceso de búsqueda. Por ejemplo, en mis últimas obras de ese periodo ya empecé a estirar esas ropas con las que vestía a mis figuras. Las estiraba sobre el bastidor como si fuera una tela para pintar sobre ella, porque en el fondo lo que quería era volver a la pintura y, finalmente volví a pintar sobre la tela, pero dejando la huella del creador sobre el material, ya no con las manos, ya sin la pasión del informalismo.
Necesité en todo momento recuperar la imagen y utilicé como escusa a Julio González, hice una serie de cabezas que después dieron pie a otras escenas urbanas y esa representación anónima del ser humano que pierde su individualidad, se convierte en signo plástico, que me sirva para componer, como he dicho varias veces, de perchas donde colgar la pintura, ser muy libre sin nunca perder la estructura de la obra.
¿Y hasta cuando dura este periodo?
Esto dura hasta el 92. El cambio vino cuando me compré una casa del siglo XVI en Sevilla, que estaba en ruinas y restaurándola, yo creo que nacieron estas nuevas obras…la restauración de la casa, los muros, me inspiraron. Entonces cambié el material también porque quise romper el concepto de ventana del cuadro y esto no se podía hacer con tela. Entonces investigué que materiales me podían servir y empecé a utilizar papel hecho a mano.
¿Por qué papel hecho a mano?
Este papel hecho a mano lo utilizo porque quiero que perdure; no utilizaba papel fabricado industrialmente porque no sé qué lleva ese papel, que químicos tiene... Yo utilizaba grandes planchas muy gruesas con texturas que me permitían trocearlo, y con esos trozos recomponerlo de otra forma y al recomponerlos, la obra crea su propia forma. Yo trabajaba de esa forma porque me permitía dejar en la obra una constante del hombre, construcción-deconstrucción todo en esta historia es esto ¿no? También una vez reconstruido este objeto tridimensional, pinto elementos muy geométricos y muy simples como por ejemplo el dintel de una puerta. No solo utilizando papel, en este periodo que yo llamo fragmentaciones, también trabajé con cristal o aluminio, o parafina. Materiales que pudieran permitir partir y recomponer estos trozos después.
¿Este papel hecho a mano lo adquiría siempre en el mismo lugar?
Si, de hecho cuando cerró y dejó de fabricarlo, adquirí la maquinaria para poder hacerme el papel yo mismo, porque me hubiese quedado sin material. Si bien es cierto, cuando al tiempo esté hombre reabrió, dejé de fabricármelo.
En este periodo estuve trabajando 14 años. Como pintor necesitaba de esos cambios, de experimentación. Os voy a enseñar unos bocetos que tengo de los que os he hablado antes. Estos los quiero hacer en un tamaño de 2 o 4 metros. En las planchas de sándwich de aluminio o acero inoxidable u otro material y hacerlas de la forma más fresca. No es lo mismo que el informalismo pero de alguna forma puede acercarse también y encontrarme de nuevo con aquel camino que de alguna forma entro en crisis, aquel periodo de abstracción precisamente por ese exceso que se tuvo en cierto momento. Creo que ha pasado suficiente tiempo para volver y profundizar más en las posibilidades creativas de la abstracción.
¿Es habitual que utilice estos bocetos de pequeño formato antes?
Bueno, yo no los copio, pero me sirve como concepto de color. Éstos son los que hice el pasado verano y es lo que ahora a me ilusiona, el poder hacerlo en formato grande.
Entonces, ¿investiga primero en pequeños formatos?
No siempre.
¿Qué es lo más importante para entender su obra, el color?
Hay unas palabras de Robert Rauschenberg que me encantan, están escritas hace ya mucho tiempo y dice: “cuando el artista se acerca a un cuadro con unas herramientas en la mano, lo que ocurre una vez que uno manipula o trabaja ese material, esa superficie; no solamente es un cuadro, es un acontecimiento” yo quiero también que ese encuentro con la tela, no sea solo hacer un cuadro donde se reproduzca algo, sino que sea realmente un acontecimiento.
Octavio Paz dejó dicho: “La modernidad no es la novedad y que para ser realmente moderno hay que regresar al comienzo del comienzo”, para mí eso significa encontrarme con mis primeros momentos, cuando tenía menos ataduras, cuando era más libre. Y yo quiero ser ahora más libre que nunca. Y eso es un poco lo que estoy pretendiendo, de la forma más simple, con estos materiales que os digo. Con acero inoxidable, que puedas incluso verte paseando, siendo parte de la obra. Estoy investigando también en la curvatura de estos soportes, en fin, esto me apasiona, esta parte de investigación, que trata de llevar cosas nuevas, o por lo menos nuevas para mí.
¿Escoge los materiales por su estabilidad?
Yo me preocupo de que mi obra perdure. Intento escoger unos materiales estables dentro de mis conocimientos, aunque también pienso que por encima de eso debe estar la creación. No se puede estar años investigando los materiales, tiene que haber una prioridad de la creatividad.
Hemos visto que en su página web que tienen todas sus obras ordenadas y catalogadas cuidadosamente.
SÍ, a mí me ha preocupado tener un registro de mis obras, no tanto pensando en una página web sino por tener imagen de los cuadros que te piden muchas veces para exposiciones, para catalogar cierto periodo, etc. Siempre he querido hacer fotografías de todas las creaciones, quizás por intuición, porque fui conocido pronto y me pedían catálogo, y también porque llega el momento en el que empiezan a aparecer cosas falsas, muchas de ellas salen a subasta y es fundamental tener una catalogación. En este aspecto la web me parece muy útil, porque las casas de subastas la utilizan. Son sorprendentes las cosas falsas que salen y es una pena porque he estado varias veces en juicios, incluso una vez la policía del patrimonio me llamó por esa razón. Yo digo que recoger la obra y retirarla no es suficiente, es que el daño que pueden hacer estas obras falsas en la obra de un artista es mucho más importante que lo que se cree. Quedan catalogadas en catálogos de subastas o en otros sitios para siempre. Resulta que el artista se ha preocupado toda su vida a un rigor, tener cierta calidad y de pronto te quedan por ahí ciertas cosas tan horrorosas, tan feas que dan vergüenza verlas y hacen un daño terrible. Van en contra de tu mercado porque se quieren quitar esas piezas de encima a cualquier precio. La web en este caso es muy necesaria y tuve la suerte de que la hiciera un profesional, una conservadora del museo Reina Sofía que trabajó en ello durante 5 años.
[…]
Continuamos con la entrevista y tras finalizarla, Rafael Canogar, nos hace un recorrido por su estudio mostrándonos las obras allí expuestas en sus diversos periodos.
Si deseas conocer todos los detalles, puedes solicitarnos la entrevista completa realizada a Rafael Canogar. Además, desde MundoArti te recomendamos que aproveches la ocasión para visitar la web oficial de Rafael Canogar que ofrece un catálogo de toda su obra y aporta toda la información sobre el artista. Puedes acceder desde AQUÍ.