Entrevistamos a Leandro Moya
- by MundoArti
- 04/04/2023
Leandro Moya nació en San Ramón de Alajuela, Costa Rica, en 1984 y ya de niño supo que su camino estaba en los ámbitos de la creatividad y la imaginación. Desde su adolescencia recibió importantes reconocimientos en su país que le abrieron las puertas a una vida dedicada al arte y a las obras de bien social.
Es egresado de la carrera de Diseño Gráfico de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, donde también cursó estudios de Historia del Arte y Pintura. Universidad que ha sido reconocida entre las mejores 5 de América Latina.
Sus pinturas se han expuesto en más de ocho países, ha recibido invitaciones para exponer en seis más y actualmente se encuentra preparando una exposición en Noruega y otra en Singapur, con lo que estará completando un viaje a través de tres continentes.
Destacan para el próximo año las invitaciones a exponer en el Festival de Cine de Cannes, en Art Basel y en el Carrousel du Louvre en Paris.
Como escritor ha publicado el libro Instituciones Científicas que es una extensión de las temáticas que trata en el arte plástico.
Su arte se basa en la lectura, la investigación y el trabajo profundo en estudios de la cultura, donde mezcla temas tan actuales como la inteligencia artificial, los medios de masas y el comportamiento humano en la sociedad del hedonismo y el entretenimiento.
Pudimos conversar con él acerca de su obra y de su pensamiento:
¿Para usted qué es el arte?
Para mí no solo es una creencia sino una convicción, el que el arte se trata fundamentalmente de desempeño mental. Es desde ahí de donde observo el arte, o más bien desde donde lo concibo, pues es solo a través de un detallado análisis de lo que esto significa que podemos abordar el tema del arte de manera realista.
Las disciplinas u oficios manuales se caracterizan por el perfeccionamiento, la evolución y el desempeño, esto está ligado de manera directa con la capacidad o bagaje de la inteligencia de una persona, es decir, qué tanto entendemos lo que hacemos y hasta dónde hemos llegado con la experiencia de los procesos. Se trata de investigación, análisis, reflexión, espiritualidad y disciplina, no se puede crear algo de valor sin un manejo profundo de información y sin el empeño de un samurái.
La entrega y el trabajo duro se notan en menos de un segundo cuando observamos una obra, si lo que hay detrás es deshonesto se nota de inmediato, un ojo entrenado es como un oído entrenado, nota lo desafinado, nota la superficialidad, en cambio cuando hay valor esto irradia y por eso es que (como siempre digo) los museos son más seguros que los bancos; es el desempeño mental de las civilizaciones, de los países y su orgullo lo que está en juego, se trata de honor, como en los deportes de élite.
¿Y entonces cuál es el ideal en el carácter atístico de un pintor?
No puedo hablar de ideales, pues no sé qué significará esto para otros, respeto la variedad de opiniones, pero si puedo hablar, como ya lo hice antes, desde mi punto de vista, lo que es importante en mi propio camino. En primer lugar no creo que alguien sea pintor o escultor, esos son términos o etiquetas para catálogo, existe el artista que es en general un creador, a quien lo impulsa una fuerza que está más allá de sí mismo. Un artista debe ser antes que nada un erudito, una persona culta, esto es primordial. Debe entrenar su mente como un atleta para el decatlón, su musculo más importante es el cerebro, hablando metafóricamente su mirada debe estar puesta siempre en los Juegos Olímpicos.
Destacan para el próximo año las invitaciones a exponer en el Festival de Cine de Cannes, en Art Basel y en el Carrousel du Louvre en Paris.
Neuritas sensoriales de Leandro Moya
¿Cuál es la diferencia entre el arte de élite y el estándar?
Existen sin lugar a dudas las jerarquías, yo no considero que me encuentre aun en el arte de élite, ni siquiera me considero un artista, sería de mi parte muy pretensioso, pero sí entiendo cómo llegar y esto puede tardar muchos muchos años, es lo mismo que cuando un deportista tiene una idea clara de cómo alcanzar un récord o cómo clasificar a los Olímpicos de Invierno. Hay que tener paciencia, entrega y perseverancia. El que se rinde o el que es perezoso se queda en la base de la jerarquía, o lo que es peor, ni siquiera alcanza a entrar.
¿Veo que concibe el arte como algo muy estructurado?
Si tomamos en cuenta la historia del arte, pero también la filosofía, la ciencia y las diferentes proezas humanas nos enfrentamos a un panorama centrado en la estructura. Nuestros cuerpos se sostienen gracias a eso. Es cierto que grandes descubrimientos surgieron por accidente o experimentación, a base de prueba y error, pero esto no significa que el núcleo del genio humano sea el azar. Si algo tenemos claro en ejemplos de toda clase es que los grandes aportes a la humanidad han venido en general de una entrega obsesiva, casi extrahumana, a disciplinas como las ciencias exactas o la técnica académica en el arte. Picasso dominó primeramente la pintura y el dibujo hiperrealista a la corta edad de 14 años, antes de crear todo el rompimiento de vanguardia con el que cambió la historia del arte.
Por lo tanto creo que concentrándose, tomando en serio y con respeto la disciplina (sea cual sea) y haciendo las cosas bien para con nuestros semejantes, tendremos la llave. Al final esa estructura es muy sencilla y a la vez demasiado compleja, porque hay que lidiar con todas las presiones y el adoctrinamiento de una sociedad hedonista, que busca saciar el placer y los deseos de forma inmediata, de manera frívola y superficial. Por eso es tan importante entender el valor de lo que se ha perdido, es ahí donde está la clave, en el dominio propio ante las fuerzas que interfieren en las emociones y los pensamientos desde los medios de masas. Quien entiende esto y lo pone en práctica ya está a un paso de adentrarse en lo que bullía en el corazón de los maestros del arte de todas las épocas. Es transpiración no inspiración, o como dijo alguien por ahí: que la inspiración me encuentre trabajando.
El arte y la fe de Leandro Moya
¿Qué consejo o comentario le dejaría a quienes inician en los campos del arte o a un artista bloqueado?
El arte representa poder más que el dinero, la religión o el orgullo nacionalista, es enigmática su relación a lo largo de milenios con el clero, la aristocracia y los grupos de poder político, esa relación es diga de estudio, es ahí donde sistemáticamente se agudizó su profundidad, si lo entendemos desde ahí también entenderemos por qué muchas personas quieren tocar la “gloria” del arte.
Por eso antes que nada hay que entender el vínculo humano, desligarse de los fines materialista que son cínicos y nunca desinteresados. Como el arte proviene de la mente y se traslada hasta la manos, hay que sanar la mente, limpiarla, para entrar en comunión con la verdad de estos vínculos, y llegar a la comprensión de ese enigma que ha llevado a sacrificios tan abismales a lo largo de toda la historia humana, solo basta con ver una catedral gótica o caminar en silencio por los pasillos del Museo del Prado.
Pero hay otro asunto que es absolutamente primordial, es qué tanto ha entendido el aspirante a artista su mundo, el universo, la técnica, el dominio propio, la inteligencia emocional, su libertad, su relación con lo absoluto, en fin, los temas surgen de la totalidad del entorno, de la vida en general, y para eso debe leer muchísimo, no hay atajos. A esto se delimita el futuro de sus ideas, y es ahí donde precisamente debemos detenernos.
Actualmente vemos técnicas de pintura en tutoriales de YouTube, o artistas que imitan a Pollock, a Basquiat o a Gerhard Richter, el arte abstracto está lleno de fotocopias, y ni qué decir del arte figurativo, es la época del wannabe, del diletante, porque no hay ideas. Las ideas son el elemento vital del arte, surgen de explorar a fondo de lo que estamos hechos, el alma humana, pero también el destino a través de la moral, la teología, la psicología, la sociología, la historia. Se trata de algo tan hondo que por eso también es muy fácil saber cuándo estamos frente a una obra de arte o cuando no, la obra lo transmite, penetra los huesos, se siente como radiación y muchas veces induce la emotividad más intensa o sentimientos extraños que calan hasta las moléculas.
La creatividad se ha sobrevalorado, no es arrojar pintura o hacerle huecos a una lata y amarrarla a un cable para que se tambalee y tire líneas de acrílico sobre un lienzo, todo eso es pereza, holgazanería, superficialidad, frivolidad, pero más que todo esto se trata de irrespeto. La creatividad no es el núcleo del arte, sino las ideas, tampoco lo es la técnica sino los significados, el entendimiento de las cosas, la interpretación y la puesta en escena de las relaciones entre todo esto.
Existen obras de arte que nos ponen el pelo de punta, nos labran la piel, nos aceleran el ritmo cardíaco o nos llevan a las lágrimas, esto es algo real, se trata de la sinceridad con que se expresa un ser humano, pero no es indolora, es la consecuencia del saber, y la prueba de que quien está detrás, ese que llaman artista, ha comprendido algo que no todos han logrado percibir. Ese es el mensaje que el artista hace llegar de golpe a través de una obra de arte, en una narrativa como la Montaña Mágica o en un concierto para piano.
Quienes no han entendido el arte contemporáneo tienen la idea de que se trata de facilismos, efectismos, de que hay una trampa ahí detrás en algún lado. Hace falta mucha educación en cuanto a esto, aun en quienes fueron a la academia, conozco artistas que tienen un título como pintores, pero no tienen ideas, están atrofiados, y esto responde a la otra pregunta de qué le diría a un artista bloqueado, para mí un artista con bloqueo es aquel que no tiene la suficiente valentía de reconocer sus debilidades y ponerse a trabajar, de esforzarse por conseguir una educación propia, un cúmulo de conocimiento que le dé forma a su personalidad y a su autenticidad, porque el arte no es una competencia, los buenos artistas simplemente son diferentes, no se pueden comparar, lo que sí se puede comparar es el miedo y la valentía. Los que tienen miedo se bloquean porque esperan a que otros piensen para ir tomar de ahí, son calcadores, pintores de proyector, copistas, han venido al mundo sin ningún tipo de respeto por la disciplina.
La entrega conlleva una serie de sacrificios que muy pocos están dispuestos a enfrentar. Una de las cosas que requiere es el trabajo arduo, pero se trata de años, de muchísimo tiempo, en esto no hay suerte, hay que trabajar muy duro y ver los resultados mucho más allá de la línea de meta, la mayoría se da por vencido desde el principio, se cansan porque le prestan atención a las presiones sociales o familiares, y están tan obsesionados con el éxito que no entienden que es aquello de la honestidad. El arte no se hace para ligar, para hacerse millonario o para obtener reconocimiento, es cierto que estas cosas a algunos les suelen llegar, pero esos no pueden ser propósitos en una profesión espiritual.
Lo que realmente importa es la búsqueda, la travesía, el internarse en las cavernas del cerebro y del espíritu para encontrarnos, para atender al llamado de un plan esencial, nuestro destino y nuestro propósito en este planeta, algo que requiere de nosotros un esfuerzo similar a una apuesta por el todo, hay que correr el riesgo sin plantearse cuestiones de dinero o fama, muchos de los más grandes murieron en el anonimato y en la pobreza, pero no por eso su obra no alcanzó la cima de la goce metafísico, murieron siendo héroes y hoy sentimos el latido de sus corazones como garras sobre nuestra frente. Como cuando nos situamos frente a una pintura de Rothko y la espiral no atrae y sentimos las ventiscas de un aliento extrasolar arrollando el sentido de todo lo que respira sobre este mundo.
Por eso me resulta tan importante el enfoque social, llevar la lectura a muchas personas, fomentar la consciencia crítica, ayudar a que los libros lleguen a la mayor cantidad de personas posible y cambiar los prejuicios que hay entorno al estudio y el conocimiento.
Agradezco a Mundoarti por esta entrevista y por tomarme en cuenta para una de sus publicaciones.